jueves, 24 de marzo de 2016

El tesoro escondido de la Iglesia Catedral de Ibarra

Entrar a una casa de oración se convierte en un ritual que forma parte de los principios católicos, pero cuántos conocen la riqueza incalculable que las Iglesias y santuarios poseen en su estructura e historia…

La Iglesia Catedral de Ibarra está considerada como patrimonio tangible de la urbe. Este centro de vida y fe cristiana se levanta en el inicio del parque Pedro Moncayo desde la calle Sucre. El significado de esta matriz religiosa nace en la representación simbólica sobre la presencia del obispo, sitio desde donde dirige a toda la diócesis y ejerce su ministerio de pastor para guiar al pueblo de Dios y fomentar la unidad católica.

Desde el comienzo del camino al altar, se observan cuadros de los apóstoles cuyo autor fue Rafael Troya. Bolívar Batallas, prorector de la Iglesia Catedral, aseguró que luego de los estudios desarrollados a estas obras de arte, se determinó que las manos y los rostros fueron dibujados por el ibarreño nacido en el año de 1845, mientras que los cuerpos y detalles adicionales los realizaron sus discípulos.

Imágenes como la Virgen Inmaculada, San Joaquín  y San José se encuentran a los costados del templo. El imbabureño Daniel Reyes es el artista que realizó las estatuillas y hasta participó en la reparación de algunas estatuas religiosas, luego del terremoto que azotó a Ibarra en 1868, pues sus cualidades por el arte, datan desde su infancia, convirtiendo a la Iglesia en un baluarte de arte y talento local con más de 200 años de historia.

Avanzando por el sendero encontramos la obra de La Sagrada Familia, que fue hecha por el artista Nicolás Gómez, pintor y miniaturista del siglo XV. Llegar al altar es la muestra de que la majestuosidad y la fe se manifiestan. El retablo, que fue recuperado de la antigua Iglesia de la Compañía de Jesús, destruida tras el movimiento telúrico de aquel entonces, está fabricado en pan de oro.

Nelson Yamberla, artista nacido en San Antonio de Ibarra, fue convocado por la diócesis para reestructurar el altar que acoge la imagen de San Miguel Arcángel, patrono de la ciudad, y de cuyo escultor no se conoce hasta el momento su nombre, sin embargo es una de las piezas más antiguas de la casa de oración.

Junto a él están los arcángeles San Rafael y San Gabriel que custodian la imagen de la Asunción de la Virgen María. El púlpito y atrio también fueron restaurados por el artista imbabureño José Yépez. “Hemos logrado recuperar estas obras y cuando la gente entra se queda maravillada de la belleza que tiene el templo”, sostuvo Batallas.
Junto a uno de los altares existe la recreación en seis momentos de la historia de la salvación.

Batallas dijo que la iniciativa fue del obispo actual, en donde se reflejan escenas que van desde la creación, el anuncio de Dios a Moisés, la encarnación mediante el anuncio del ángel a María, la crucifixión, resurrección y pentecostés.

“Son momentos donde se relata, a través de la pintura, la palabra que crea, la palabra que revela, la palabra que encarna, la palabra que muere, la palabra que resucita y la palabra que finalmente hace la Iglesia”, indicó el sacerdote.
La recreación del Sagrado Corazón de Jesús es una obra de Víctor Mideros, oriundo de San Antonio de Ibarra, que también reposa en la Iglesia Madre. Este artista que en aquella época no fue reconocido ni valorado como tal, al paso del tiempo y tras analizar sus técnicas innovadoras, actuales para ese entonces, fue señalado como uno de los más importantes y destacados artistas ecuatorianos.
 
En la parte alta, desde donde nacen los sonidos de las alabanzas católicas convertidas en música, se encuentra un órgano tubular que data desde el siglo pasado y que fue traído desde Francia. Junto a este está un segundo instrumento que fue fabricado en 1862 y cuyo uso es netamente manual y con registros, pasando a un tercer órgano que tiene 186 años de vida útil.

Todos han sido restaurados.
El cementerio
Pocas son las personas que conocen que, bajo la majestuosidad de la Iglesia Catedral, yace un cementerio en donde reposan los restos de personas ilustres, obispos, ciudadanas y ciudadanos que aportaron para levantar el templo. El cadáver del reconocido ibarreño Víctor Manuel Peñaherrera se encuentra sepultado allí.
Batallas sostiene que al momento se encuentran realizando un inventario del lugar, por lo que no se podría determinar a ciencia cierta el número de personas que descansan en el lugar. Destacó que ahora el sitio funciona como cualquier otro cementerio que se rige a las normas establecidas por el Ministerio de Salud Pública, MSP, y otras entidades de control.

“Las personas pueden visitar el cementerio en el horario en el que se encuentra abierta la Iglesia. Los trámites para sepultar a un ser querido aquí son los mismos que se solicitan en cualquier otro campo santo”, mencionó.   
 
El Gobierno Autónomo Descentralizado de Ibarra, en la gestión de Álvaro Castillo, alcalde de la ciudad, aporta en la realización de eventos y actividades que fomentan la fe cristiana y que motiva a que propios y extraños lleguen a Ibarra para conocer más sobre la historia religiosa del cantón y los tesoros artísticos que se guardan en los templos, principalmente en la Iglesia Catedral.

FUENTE: DIRECCIÓN DE COMUNICACIÓN GADM IBARRA .

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