domingo, 10 de abril de 2016

“Paquito y Tutti Frutti” se roban el show durante los Domingos Culturales

Jorge Aimacaña, más conocido como Paquito, es una de las pocas personas que no tiene pelos en la lengua, a la hora de responder a quien lo ataca, o defender un tema importante que lo amerite y siempre se muestra muy pasional a la hora de sostener sus ideales. Realiza el personaje de indígena durante los domingos culturales auspiciado por el GAD-I.

Solo y a la vez con compañía, deja a un lado su vestimenta con el cual reparte alegría y divierte a quienes cada fin de semana llegan al Parque Ciudad Blanca a disfrutar de los “domingos culturales”. El tradicional “Paquito” esta frente a un espejo para quitar el color y vida a un rostro que despertó la dicha de cuanto lo vio, no es por estar desconsolado sino extenuado. El que piense que el trabajo de artista cómico es fácil debe pensarlo dos veces, ya que la idea no solo es cansar a los niños, jóvenes y adutos hay que entretenerlos, divertirlos y al ves educarlos cosa que queden satisfechos con el trabajo que uno realiza, dice Aimacaña, mientras da la vuelta a su sombrero.

Es domingo, comienzan los preparativos, todo está listo para recibir a los invitados, las puertas son cada ingreso del parque Ciudad Blanca.  

Son las tres de la tarde y llegan los primeros invitados, siempre alegres como se caracterizan a quienes ya están acostumbrados junto a sus familias a llegar hasta el parque, tomar asiento y disfrutar del show de Paquito y los demás artistas que el GAD-I pone a disposición del público.

los niños; gritando, correteando, haciendo sus travesuras y algunas veces cayendo al piso. Los padres levantando al niño, con algo de rabia, todo esto no distrae a “Paquito” quién desde hace 25 años saca más de una sonrisa a quienes observan y escuchan su espectáculo.

Es el quinto de diez hermanos, tiene 4 hijos, nació en la ciudad de Quito. “Sólo nací, yo soy más imbabureño que cualquiera” lo dice entre sonrisas. No se ve haciendo otro oficio, dice que nació con el arte en las venas y lo seguirá haciendo hasta sus últimos días”.

Son casi las cuatro y el salón que es uno de los espacios del parque está totalmente lleno, solo falta ese pequeño ingrediente que es tan vital en un evento como este, los “peques” están deseosos de ver al pasayo que alegra las tardes, hay un momento de suspenso y de repente se escucha una voz parecida a un muñeco de televisión, ¡hola mis pequeños calcetines o que diga hola mis chiquitines!, mi nombre es “tutti frutti” dice el artista, ellos responden el saludo, se les ve a todos felices, ansiosos con muchas energías listos para hacer travesuras, todos ríen y él comienza con sus preguntas ¿Quién quiere comer torta? Activos responden ¡yo! Y continúa ¿Quién quiere romper la piñata? ¿Quién quiere a su papá? ¿Quién quiere irse? Y siempre hay alguno que cae en la broma, sigue con sus juegos para luego llamar a su compañero de diversiones el pequeño payasito “microbio” y juntos amenizan la fiesta jugando, cantando, bailando, en fin lo que saben hacer.

la noche esta por caer y es hora de despedirse, quitarse la careta de sonrisas y gozos para volver a la realidad, a los problemas y preocupaciones como cualquier ser humano, guardando todas sus herramientas de trabajo como el maquillaje, los títeres y sus globos. Se marchan con rapidez, no por ser descorteses sino para no llegar tarde a la cita donde desde temprano lo están esperando, la vida continua.

La única misión de un artista payaso es robarle una sonrisa al público con sus juegos ocurrencias siendo muy respetuosos. Ser payaso es cosa seria, lamentablemente no siempre es así ya que existe gente que no respeta este oficio, pero el recibir tanto cariño de esos seres tan pequeños e indefensos, te llena de vida y es la luz que siempre te acompaña, sentenció Tutti Frutti.

Marco Rosero, llegó desde Cayambe, se detuvo a observar el show, le llamó mucho la gran cantidad de público. “Me parece interesante que realicen este tipo de espectáculos al aire libre, felicitaciones”.

Lorena Pascal, en cambio esperaba un bus que le lleve con destino a su natal San Gabriel en la provincia del Carchi, sin embargo no pudo evitar escuchar las ocurrencias de los artistas, junto a su hija de 10 años, no pararon de reír mientras llegaba su transporte. “Es una buena alternativa familiar, estos espacios no deben perderse” acotó.


FUENTE: DIRECCIÓN DE COMUNICACIÓN GADM IBARRA

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